Penélope y las Doce Criadas, de Margaret Atwood

Posted by Lluís Salvador | Posted in , | Posted on jueves, julio 11, 2013

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-¡Ah feliz hijo de Laertes, Odiseo, pródigo en ardides! En efecto, conseguiste una esposa de enorme virtud. ¡Qué nobles pensamientos tenía la irreprochable Penélope, la hija de Icario, cuando tan bien guardó el recuerdo de Odiseo, su legítimo esposo! Por eso jamás se extinguirá la fama de su excelencia. Los inmortales propondrán a los humanos un canto seductor en honor de la sensata Penélope.
Homero, Odisea, canto XXIV

-Así dijo, y enlazando la soga de un navío de azulada proa a una elevada columna rodeó con ella la rotonda tensándola a una buena altura, de modo que ninguna llegara con los pies al suelo. Como cuando los tordos de anchas alas o las palomas se precipitan en una red de caza, extendida en un matorral, al volar hacia su nido, y les aprisiona un odioso techo, así ellas se quedaron colgadas con sus cabezas en fila, y en torno a sus cuellos les anudaron los lazos, para que muriera del modo más lamentable. Agitaron sus pies un rato, pero no largo tiempo.
Homero, Odisea, canto XXII

reseña en lecturas errantes

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